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Mi primer Ironman

  • Categoría de la entrada:Experiencias

Tomar la decisión de practicar triatlón fue una de las mejores decisiones deportivas que he tomado en mi vida y la de participar en un Ironman la segunda mejor, pero todo tiene un comienzo.

Cuando me inicie en este mundo tenia puesta la vista en realizar un triatlón de larga distancia, que para los que no sepan, costa de 3,8k nadando, 180k en bici y 42,2k corriendo. Y sí, todo en el mismo día.
A los dos años de practicar este deporte, tenía la mente fija en realizar el Full en Vitoria en 2020 pero salto la noticia de que la marca Ironman compraba la carrera en 2019. Tenía dudas sobre si lanzarme al reto o no porque no sabía si estaría preparado para ello, pero una frase fue la que me hizo decidirme al 100%. “El momento perfecto no existe, el momento perfecto es ahora”.

Tras muchos meses de entreno, horas y horas dedicadas a cada disciplina, llevando una planificación milimétrica cada semana (todo auto gestionado por mi), nos plantamos el 14 de Julio del 2019 en la línea de salida en el pantano de Landa (Vitoria).
El primer recuerdo que me viene es estar a falta de media hora para empezar, abrazar a mi familia ante el reto que se me venía encima y ponerme a llorar. Fue una mezcla de nervios, miedo, recordar todos los entrenos que me habían hecho llegar hasta allí y la emoción de poder vivir lo que tanto tiempo había soñado. Con la cara un poco llorosa entro al box de salida, me fijo en el resto de triatletas y sobre todo en una señora alemana de unos 55 años.
Me sonríe, le sonrió y los nervios automáticamente desaparecen. Estoy listo para lo que me viene.

Suena el “Freed from Desire” de Gala mientras me lanzo al agua y al ser Rolling Start (salida por oleadas) encuentro el hueco tranquilamente y me centro solamente en nadar. El embalse parece una piscina y los 3.800m se me pasan rápido. Al salir del agua ya veo a mi familia, les saludo con una sonrisa de oreja a oreja y nos ponemos rumbo a por los 180k de bicicleta.

Momento de bajar pulsaciones, rodar y rodar, alimentarme y beber bien. Es la distancia que menos me gusta, pero tengo la cabeza bien entrenada y al estar en otra provincia y ver otro paisaje los kilómetros pesan menos. A falta de 50k se me empieza a hacer bola por lo que tiro de matemáticas para saber lo que me falta de bici y el tiempo que me quedaría para correr la maratón antes del cierre de carrera. Fue muy simple, si salgo de la bici tras 8h de carrera, faltan otras 8h para el cierre, por tanto, una vez que deje la bici, con que haga la maratón andando ya sería Ironman. Sonrió, termino de comer mi sándwich de jamón, buen trago de agua y a por el ultimo empujón de la bici.

Por fin llego a Vitoria y aunque estoy cansado, estoy súper feliz porque hemos sobrevivido a la bici. En la transición me pongo a charlar con un triatleta y antes de arrancar a correr le miro y le digo “Ahora empieza la diversión”. Y con esta premisa ponemos rumbo a las 4 vueltas de 10,5k por el centro de Vitoria.

Los primeros 10k se pasan rapidísimo, la ciudad entera está volcada animando, por fin veo a mis familiares, me cruzo con triatletas PRO que están a punto de ganar, en resumen, estoy viviendo un sueño y lo estoy disfrutando como un enano.
Como era de esperar en el kilómetro 15 empiezan las molestias y se hace un pelín cuesta arriba, así que decido aflojar un poco y andar un poco en los avituallamientos. Al fin y al cabo, llevo 10h de competición y por unos minutos mas no pasa nada. Pasan los kilómetros y mientras practico un poco de casacarruning con otros compañeros me doy cuenta de que estoy en el kilómetro 30 y será la última vez que vea a mi familia antes de la meta. Me paro, les doy un beso a cada uno y con toda la seguridad del mundo les digo “Papas, voy a ser IRONMAN”.

Afronto los últimos kilómetros sonriendo, imaginándome el momento de la meta, felicito a otros compañeros que también están en la última vuelta, suelto alguna lagrima de emoción porque estoy a nada de lograrlo. Entro a Plaza España, giro de 180 grados, últimos 100m y allí está la meta. Vuelve a sonar el “Freed from Desire” de Gala, suelto un grito de rabia y por fin lo escucho, cinco palabras mágicas que se quedaran ya para la eternidad en mi recuerdo:

 “ISMAEL, YOU ARE AN IRONMAN”

PD: Al ser una carrera tan larga y con tanta preparación previa, hay muchos factores externos e internos que hace que todo puede que no salga de manera correcta. Al final hubo un final feliz, pero…….

 Me olvidé los bidones con Maurten en el hotel, por lo que empecé la bici sin isotónico ni agua
 En la T2, al cambiarme de ropa para correr la maratón, me deje el chip junto a la ropa sucia. Por lo que afectos legales no termine la carrera.
 A la semana de terminar el IRONMAN, enferme fuertemente.
 Si hubiera esperado a correr en 2020 no estarías leyendo esto, a los meses vino el
COVID-19

Muchas gracias a todos por la lectura y si todo va bien, en 2025 volvemos a repetir la experiencia.